El contrabando de huevos en las fronteras del norte y noreste de Argentina ha encendido las alarmas en el sector avícola.

Este fenómeno, facilitado por las diferencias cambiarias con Bolivia y Paraguay, está afectando tanto la economía formal como la seguridad sanitaria del país. La Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (CAPIA) denunció la presencia de redes de distribución que llegan a extenderse hasta 600 kilómetros dentro del territorio argentino.
Argentina se ha consolidado como el segundo mayor consumidor de huevos del mundo, solo superado por México. Este éxito en el consumo se debe en parte al aumento de la producción nacional, que creció un 2,88% en 2023. Sin embargo, el contrabando amenaza con desestabilizar al sector, no solo por el impacto económico, sino también por los riesgos sanitarios que supone el ingreso de productos no regulados.
Tras una reunión con el gobierno, CAPIA instó a la implementación de controles más estrictos en las fronteras y al decomiso inmediato de los productos de contrabando. Además, propusieron eliminar el IVA aplicado al huevo, que actualmente grava al 21%, en comparación con el 10,5% de otras proteínas animales, lo que podría fortalecer la competitividad del sector.
El impacto social y económico del sector avícola es significativo, generando más de 32.000 empleos directos e indirectos en 18 provincias argentinas. No obstante, para mantener esta dinámica positiva, es fundamental atacar el contrabando y garantizar la calidad sanitaria de los productos ofrecidos a los consumidores.
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