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Porotos en el NOA: un cultivo con historia, valor nutricional y futuro sostenible

  • Foto del escritor: productoracontenid
    productoracontenid
  • 7 abr
  • 2 Min. de lectura

Desde hace más de 50 años, el cultivo de porotos forma parte esencial del sistema productivo en el Noroeste Argentino (NOA). Este alimento no solo representa una alternativa agrícola clave frente a las inestabilidades del clima que afectan a cultivos como la soja o el maíz, sino que también se ha consolidado como un recurso estratégico para la diversificación y sustentabilidad de la producción regional.





El poroto no es un grano cualquiera: se consume en todo el mundo y ha ganado tal relevancia que cuenta con su propio día internacional, impulsado por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). Esta entidad promueve su producción y consumo por su alto contenido de proteínas y múltiples beneficios tanto para la salud humana como para el medio ambiente.


Durante el Año Internacional de las Legumbres en 2016, la FAO destacó a alimentos como los porotos, garbanzos y lentejas como pilares nutricionales accesibles, económicos y ecológicos. Estos cultivos no solo son ricos en vitaminas, minerales y aminoácidos, sino que también ayudan a reducir el colesterol, regular la glucemia y mejorar la salud intestinal gracias a su alto contenido de fibras.Además, las legumbres tienen un impacto ambiental positivo: mejoran la fertilidad del suelo al fijar nitrógeno y reducen la huella de carbono y de agua, convirtiéndose en una opción ideal para una agricultura sostenible.


El NOA, con su favorable entorno agroecológico, ha sido protagonista en la producción de legumbres estivales e invernales. Desde fines de los años 70, el sector ha recibido un importante impulso tecnológico gracias al trabajo conjunto entre organismos públicos y productores. En la campaña actual, marcada nuevamente por los efectos del fenómeno climático “La Niña”, el poroto volvió a posicionarse como una opción viable, especialmente porque puede sembrarse a mitad del verano, ampliando así el calendario agrícola regional.

Sin embargo, un desafío pendiente sigue siendo aumentar el consumo interno de legumbres. Para lograrlo, el sector debe fortalecer su estrategia de comunicación y concientización, destacando los beneficios nutricionales y ambientales que ofrece este noble alimento.

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