La producción de tabaco en Argentina ha registrado una preocupante caída desde el año 2010 hasta la actualidad, reflejando una tendencia sostenida a la baja en los principales tipos de este cultivo.
Según un estudio del Observatorio del FET la producción de tabaco en Argentina cayó de un total de 132 millones de Kgs en el año 2010 a 87 millones en el año 2023, una disminución del 35,5% en 13 años, registrada en los tres tipos de tabacos producidos en el país: Virginia, Burley y Criollos. Basado en los registros estadísticos oficiales, el informe data que la producción del Tabaco Virginia pasó de 94,9 millones de kilogramos anuales a 61,3 millones, una variación del -35,4%, la del Tabaco Burley de 35 a 24,5 millones de Kgs. una disminución aproximada del 30% y de igual manera con el Tabaco Criollo que tambien también registró una caída importante, pasando de 2,9 millones a 1,24 millones de kilogramos (-57,2%)

Dos causas fundamentales explican esta abrupta caída: el bajo precio de acopio que recibe el productor, muy inferior al precio internacional y una deficiente administración del Fondo Especial del Tabaco, un fondo crucial que debería estar destinado a apoyar a los productores y promover el desarrollo sostenible del sector. La diferencia entre el precio de acopio local e internacional desincentiva la actividad por su ajustada rentabilidad, sobre todo en los productores locales más pequeños haciendo que cada vez más sea una actividad de mera subsistencia. Una de las hipótesis que el estudio ensaya es que el Fondo Especial del Tabaco termina beneficiando a las grandes acopiadores puesto que es la única explicación al hecho de que el precio local sea tan inferior al precio internacional, dada la reconocida calidad del tabaco argentino a escala internacional.
Las provincias tabacaleras del norte argentino, dependientes de esta actividad, enfrentan serios desafíos económicos ante este panorama. El sector requiere de políticas más efectivas para revertir esta tendencia y restablecer el equilibrio entre los precios de acopio y los costos de producción, además de mejorar la gestión de los fondos destinados al fomento de la actividad tabacalera.
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