top of page

¿Qué puede salir mal?

  • Foto del escritor: productoracontenid
    productoracontenid
  • 27 mar
  • 2 Min. de lectura

El comercio de productos agroalimentarios, aunque representa solo el 10% del valor del comercio mundial, es crucial para la seguridad alimentaria, especialmente en países que dependen de importaciones. A pesar de su importancia estratégica, estos productos no fueron el foco inicial de las medidas arancelarias en la guerra comercial que comenzó con la presidencia de Donald Trump. En cambio, sectores como la energía y la tecnología han dominado la agenda, reflejando una lucha más amplia por la hegemonía global. Sin embargo, el reciente informe del Departamento de Agricultura de EE. UU. anticipa un déficit comercial agroalimentario significativo, lo que llevó a Trump a anunciar aranceles a estos productos.


Esta imagen podría tener derechos de autor.
Esta imagen podría tener derechos de autor.

A medida que se desarrollan los acontecimientos, el 4 de marzo, EE. UU. incrementó los aranceles a las importaciones chinas, lo que provocó represalias de China centradas en productos agroalimentarios estadounidenses. Esto incluye aranceles del 15% a productos como carne de pollo y trigo, y del 10% a soja y carne de cerdo. Además, Canadá y México también han respondido con medidas similares, lo que ha intensificado la tensión en el comercio agroalimentario. La Unión Europea, por su parte, ha anunciado contramedidas que podrían afectar a productos emblemáticos como el bourbon y el whisky.


Las repercusiones de estas decisiones son preocupantes para los agricultores estadounidenses, especialmente en el Medio Oeste, donde los precios de maíz y soja ya son bajos. La imposición de aranceles podría agravar la situación, afectando la confianza de los clientes internacionales y aumentando los costos de producción debido a los aranceles sobre maquinaria y fertilizantes. A pesar de que Trump anima a los agricultores a centrarse en el mercado interno, la realidad es que muchos dependen de las exportaciones, lo que complica su situación financiera.


Finalmente, las contramedidas de países como China, Canadá y México podrían tener un impacto significativo en el comercio internacional. Aunque estos países son los principales destinos de las exportaciones agroalimentarias de EE. UU., su capacidad para responder de manera efectiva a los aranceles es limitada. La guerra comercial podría afectar negativamente el PIB de varios países, incluida la UE, y aunque se espera que EE. UU. obtenga beneficios, la realidad es incierta y podría resultar en consecuencias adversas para su economía.

Comments


bottom of page