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Por primera vez en 70 años, Argentina importará tomate

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Los productores de las cercanías de La Plata, reconocidos históricamente como principales abastecedores de tomate en el país, enfrentan un nuevo desafío: la entrada de tomates importados desde Paraguay. Este fenómeno no solo afecta a La Plata, sino también a mercados clave como Buenos Aires, Córdoba y Rosario, generando inquietud entre los productores locales.

Está foto podría tener derechos de autor
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El tomate paraguayo, que ahora se distribuye en Córdoba y otras ciudades del interior, compite directamente con el producto nacional gracias a sus costos de producción significativamente más bajos. Según la ingeniera agrónoma Guillermina Ferraris de la UNLP, el menor costo permite a los productores paraguayos absorber los gastos de transporte, ofreciendo precios competitivos en los mercados argentinos.


La situación es especialmente delicada para los horticultores platenses, que durante años abastecieron a grandes ciudades como Córdoba y Rosario, cuyos cinturones hortícolas locales han desaparecido. Mientras tanto, en la región de Cuyo, el mercado es ocupado por tomates chilenos, dejando a los productores de La Plata con menos opciones para colocar su mercadería.


El modelo económico vigente también agrava la situación, con elevados costos de producción que, combinados con precios bajos, dejan a los productores en una posición frágil. En diciembre, los horticultores recibían apenas 4 mil pesos por cajón de 18 kilos de tomate, una mínima fracción del precio que paga el consumidor final. Además, la cadena de comercialización suele ser incierta y problemática, con productos que, si no logran venderse, terminan desechados. El impacto del precio del combustible en todas las etapas de producción y distribución es otro factor crítico. Según Gustavo Tito, técnico del INTA y docente de la UNAJ, los combustibles afectan tanto el laboreo de la tierra como la logística, encareciendo aún más el proceso. En comparación regional, el gasoil en Argentina es uno de los más costosos, con un precio de USD 1,19 por litro, superando incluso a países como Brasil y Uruguay.


Tomate platense: un símbolo en riesgo


El tomate platense, una variedad local valorada por su sabor pero con una menor vida útil, enfrenta desafíos adicionales en este contexto. Su comercialización suele ser directa, a través de ferias y mercados gastronómicos, un modelo que había incentivado su producción en años recientes. La Fiesta del Tomate Platense, que este febrero celebrará su vigésima edición, busca visibilizar y promover este producto emblema de la región.


El esfuerzo conjunto de productores y técnicos del INTA logró que el tomate platense fuera reconocido como "semilla criolla" por el Instituto Nacional de Semillas (INASE), garantizando su preservación y promoción. Sin embargo, las dificultades económicas actuales amenazan la continuidad de estas iniciativas.


La crisis del INTA y su impacto en el sector


Por otra parte, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) atraviesa una crisis institucional, con despidos y una reestructuración en marcha. La reciente venta de su sede en el barrio porteño de Palermo por USD 18,5 millones generó controversias, siendo denunciada por supuestas irregularidades en el proceso. Mientras los productores luchan por mantenerse a flote, expertos advierten que la creciente importación de hortalizas pone en riesgo la sostenibilidad del sector hortícola nacional. Aunque los alimentos seguirán llegando a las mesas, la continuidad del aparato productivo local está en juego.

 
 
 

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