En un contexto de creciente incertidumbre, pequeños productores y referentes de consorcios rurales de la agricultura familiar en el Chaco han manifestado su preocupación por el abandono progresivo del campo y la migración hacia las ciudades. A través de un documento, insisten en la necesidad de una audiencia con el gobernador Leandro Zdero y el ministro de Producción, Víctor Zimmermann, para buscar soluciones urgentes.
Los productores describen la situación como un “proceso deshumanizante”, en el que fuentes de trabajo desaparecen, la producción disminuye y familias enteras se ven obligadas a dejar sus tierras. “Es una peregrinación silenciosa que desarma nuestras comunidades rurales y pone en riesgo nuestra soberanía alimentaria”, advierten en el documento enviado al diario NORTE. El reclamo no es nuevo. Desde septiembre, este sector ha realizado reuniones y presentado solicitudes formales sin obtener respuesta. En la segunda asamblea provincial, realizada el 15 de noviembre en Presidencia Roque Sáenz Peña, se reiteró el pedido de declarar la emergencia para los consorcios rurales y la agricultura familiar, así como la necesidad de recursos económicos para enfrentar las dificultades acumuladas por meses de inacción estatal.

Entre los problemas destacados están la falta de aportes económicos por parte del Estado, el aumento en los costos de energía, combustible y semillas, y la falta de herramientas de labranza adecuadas. Estas carencias no solo complican la producción diaria, sino que también afectan el acceso de las comunidades locales a alimentos frescos y de calidad. “Podríamos enfrentar un escenario en el que dependamos completamente de productos importados, destruyendo nuestra agricultura y encareciendo aún más los alimentos”, alertan.
Voces del campo
Rubén Villar, representante de cinco consorcios rurales en Juan José Castelli, subrayó que la falta de fondos afecta directamente a cientos de familias. “Los consorcios brindamos servicios esenciales que los pequeños productores no pueden costear, como el uso de herramientas de labranza. Sin los recursos necesarios, todo el sistema se paraliza”, explicó.
Desde General Pinedo, Clemente Iñíguez, líder de una mesa de gestión que agrupa a nueve consorcios, destacó que el pequeño productor es clave para la economía local y pidió que el gobierno los escuche: “No somos un problema, queremos ser parte de la solución”.
Los productores han iniciado una campaña de concientización para visibilizar la importancia de la agricultura familiar en la seguridad alimentaria y en la lucha contra el cambio climático, reconocida a nivel global por Naciones Unidas. Su mensaje al gobierno es claro: necesitan respuestas concretas para poder seguir trabajando y evitar que el campo quede vacío.
Con meses de incertidumbre a cuestas, los pequeños productores enfrentan no solo una crisis económica, sino también una lucha por mantener viva la identidad y la sostenibilidad de las zonas rurales en el Chaco.
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