Brasil y Japón: alianza estratégica para liderar el mercado global del bioetanol
- productoracontenid
- 9 abr
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La reciente visita del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a Japón marcó un hito en la cooperación energética internacional, al sellar una alianza clave centrada en el desarrollo y comercio de bioetanol. Japón, altamente dependiente de combustibles fósiles importados, está decidido a dar un giro hacia energías renovables y ha anunciado su intención de aumentar del 3% al 10% el porcentaje de etanol en su gasolina antes de 2030. Esta decisión multiplicará por ocho su demanda anual de bioetanol, y Brasil, como líder mundial en la producción sustentable, aparece como el socio natural para abastecer este nuevo horizonte energético.

Brasil, con una industria bioenergética madura basada en la caña de azúcar y el maíz, se prepara para capitalizar esta oportunidad. Lula no solo ofreció exportar más etanol, sino también propuso atraer inversiones japonesas para construir nuevas plantas productoras en suelo brasileño. Además, el país sudamericano planea aumentar su propio corte interno de etanol del 27% al 30%, consolidando su liderazgo global en la transición energética y reforzando la competitividad de su agroindustria.
El acercamiento no se limita a la exportación. Durante la visita, el BNDES firmó un acuerdo por 190 millones de dólares con el Japan Bank for International Cooperation y otras entidades niponas. Los fondos se destinarán a proyectos de biocombustibles y energías renovables, marcando la sexta operación conjunta bajo la línea Green, una iniciativa que promueve inversiones con impacto ambiental positivo. Esta financiación facilitará la expansión del sector bioenergético brasileño y posicionará a Japón como un jugador activo en la cadena de valor del bioetanol.
Más allá del plano comercial, esta alianza representa un puente estratégico entre Asia y América Latina en la lucha contra el cambio climático. Japón ya explora el uso de bioetanol como materia prima en combustibles sostenibles de aviación (SAF), un sector con alta proyección de crecimiento. La cooperación entre ambos países podría transformar no solo la movilidad terrestre, sino también aérea, sentando las bases de un nuevo paradigma energético global. En un mundo que avanza hacia la descarbonización, Brasil y Japón parecen haber tomado la delantera.
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